viernes, 17 de julio de 2009

Estoy en una habitación (lo ineluctable).

a Mao Fioramonti

Estoy en una habitación.
No se cuando entré.
Solo se que estoy en una habitación.
No se donde estaba antes.
Solo se que estoy en una habitación.
Ahora se que estoy en una habitación y que mi recuerdo se va haciendo cada vez mas nebuloso, progresivamente, hasta la invisibilidad.
Cada una de las paredes de la habitación tiene un color distinto.
La habitación es pequeña, tiene la forma de mi cuerpo, pero tiene infinidad de paredes, todas de dintintos colores; muchas de ellas, no se cuantas, todavía no las vi, o quizás, las paredes siempre son las mismas, pero sus colores son mutables, y todavía no adquirieron la infinita, o cuasi infinita variedad y combinación de colores posibles.
De todos modos, quizás paradójicamente, la habitación sigue siendo infinitamente pequeña, y me resulta asfixiante, quizás cuando lo pienso, y mas quizás cuando lo pienso y lo siento, y digo, y afirmo "esta habitación es infinitamente pequeña", pensamiento que me ahoga, sentimiento que me ahoga, ahogo que se piensa, ahogo que se ahoga y que vuelve a renacer.
No se, no se donde estaba antes, no se, no se si estaba antes, si hay un antes, si hay un lugar o un estado en el cual poder haber sido antes, que ahora, y el ahora es solo "estoy adentro de una habitación"; estoy tan acostumbrado a estar aquí adentro, que el hecho de pensar en otra habitación, o en un afuera, me resulta casi inverosimil; a veces quisiera que hubiera un afuera u otra habitación, pero luego logro reconocer una dicotomía conceptual, entre ese posible afuera inaccesible, y ese pensamiento, esa construcción del afuera desde una "casi nada" conceptual, ese erigir un afuera desde "solo esta habitación", que incluso no se si atreverme a llamarle "esta", ya que no se si hay "otra".
Pero en el momento en que comprendo que "esta" habitación, tambien puede ser "otra", contemplándola desde la nada, o "casi nada", como antes dije, la habitación llega a ser tan inverosimil como esa "nada" integrada por el vacío conjetural, habitado por todas esas posibles cosas, o no cosas, que no son la habitación.
Como antes dije, me asfixia estar adentro de la habitación, porque no se nada mas que esta habitación, y en el caso de saber algo mas que eso, no se donde buscarlo; si la misma habitación puede tener un vestigio o una suerte de señal de algo ajeno a ella. O no.
Ante esa asfixia, puedo hacer varias cosas: como esa asfixia es anterior a la comprensión de la misma, a que la asfixia adquiera un nombre y una forma, puedo, inconcientemente, pensar que la asfixia, no me la produce el hecho de estar adentro de la habitación, sino el desconocimiento del posible afuera; como dejo de contemplarla desde la nada, la habitación y el afuera, ya no están a un mismo nivel; entonces logro aferrarme a la habitación, como en un grito, y trato de eclispar el vacío con el color de las paredes, y lo logro, lo logro mientras esté adentro de la habitación.
Algún día voy a salir, pero como el posible afuera, o la posible otredad, no las concibo como reales, posiblemente tan reales como la habitación, no me importa, finjo que no me importa.
Y sigo contemplando los colores de las paredes; y dejo de reconocer la dicotomía conceptual de entre el pensamiento que intenta concebir el afuera, y el posible afuera, en si mismo. como si ese posible afuera, fuera unicamente un pensamiento, que puede ser eclipsado por los colores de las paredes de la habitación.
En esa situación, puedo llegar a sentir, pensar y afirmar: quiero estar en esta habitación, estoy bien en esta habitación, yo soy quien elije estar en esta habitación.
Elección faláz, ya que no puedo estar en otra habitación, o afuera, o nunca haber estado en la habitación, por desición propia, pero me olvidé.
Tambien puedo, al tomar conciencia de mi asfixia en la habitación, decir, no, no quiero estar acá, no me gusta estár acá; si, las paredes tienen colores, pero estos no son mas fuertes que la asfixia, incluso, todo lo contrario, los colores me recuerdan a la asfixia, y la comparación entre los colores y la asfixia, hace que los colores se tornen amargas caricaturas de si mismos.
Entonces, puedo convencerme de que no hay otra habitación, y no hay un afuera, pero que si hay una ausencia de los mismos, una inexistencia, y refugiarme, aferrarme a esa posible inexistencia, como en un grito; y creer que no puedo elegir estar en esa habitación, pero si puedo elegir no estar, y no haber estado nunca, y hasta destruir la habitación, sin saber que existe la posibilidad de que al destruirla, afuera solo haya una infinita y todavía mas asfixiante ramificación de habitaciones.
Pero tambien puedo decir: no se que hay afuera de esta habitación, no se si hay un afuera, es imposible que yo quiera estar en esta habitación, ya que no puedo querer estar en otra habitación, o fuera de la misma, y tampoco puedo desear una inexistencia, ya que nadie me puede afirmar que realmente haya una inexistencia, fuera de mi intento de concebir una inexistencia, y hay una dicotomía entre esas dos posibilidades.
Pero si, estoy en esta habitación, no puedo negarlo; e intentar aceptarlo, en vez de desearlo, y adquirir una lucidez que me permita estar en la habitación, no para querer estar, ni para querer no estár, sino para estar, porque uno ya está, sin querer nada, y que lo que uno realmente quiere, se vuelva real, pero invisible, y que ya no nos asuste esa invisibilidad; ese es un estado paradigmático; quizás los otros estados, dos o mas, y en estado de intermitencia y con matices entre ellos, no sean negativos en si mismos, y sean necesarias sustituciones funcionales de ese estado paradigmático, aunque quizás haya un estádo mas paradigmático todavía, el cual no puedo negar, así como tampoco puedo negar su inexistencia.

Francisco Garrido.

4 comentarios:

Francisco dijo...

Hola; quiero decirles que me encanta que comenten, y que no me gusta censurar los comentarios, pero que los comentarios que sean explícitamente groseros e insultantes, como los recibidos en los últimos días, serán eliminados. De paso, aconsejo cordialmente al que escribió los comentarios, que vaya a laburar.

Anónimo dijo...

todo esto es una gran pena lastima por frank que es un mentiroso y bastante malicioso segun su hinduismo hipocrita y su filosofia barata.

Anónimo dijo...

sos un gil de verdad

Anónimo dijo...

nananaa, filosofía barata es esto: http://www.youtube.com/watch?v=Otgquig9Uvg
Say no more!!!