ya sea papel o galaxia, quiero que sea un lago, y me sonría.
las paredes de mi habitación son sienes de niebla amarilla,
guitarras que titilan el canto de engranajes solares.
y sin querer, ya me voy detrás de las pestañas de un atardecer tan circular.
pero sigo acá,
en este vértice desde donde me miro cuando paseo mas allá de mi,
y siento las cosquillas de un espejo hecho líquido en la nuca.
y te escribo feliz,
porque al escribirte,
todo yo transmuto en un pincel y me zambullo en el sueño,
para embellecer las veredas inconscientes,
y por ahí camina mi sombra estremecida,
dibujo su propio estremecimiento,
y me acuerdo de cuando mis ojos son dos gotas en la región que habla.
de niño imaginaba rostros amables en el crepúsculo, pero ahora siento que ese rostro es real
y tambien es otra habitación.
Francisco Garrido, 8/5/09
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1 comentario:
las luces te miraron llegar hasta a ellas como si hubieses nacido de sus ramas. un fruto imperecedero, índigo y demente.
las flores te llamaron hermano.
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